Seguimos analizando las películas de James Bond. Hoy el turno es para la cinta de 1979,’Moonraker’ la cuarta cinta protagonizada por Roger Moore como el agente 007. Rescatamos la crítica de este filme de Bond, gracias al esfuerzo realizado por la página argentina SSSM, portal especializado en el personaje de Ian Fleming.
Ficha técnica
Gran Bretaña, 1979: Roger Moore (James Bond), Lois Chiles (Holly Goodhead), Michel Lonsdale (Hugo Drax), Richard Kiel (Jaws), Corinne Clery (Corinne Dufour), Toshiro Suga (Chang), Bernard Lee (M), Desmond Llewelyn (Q), Lois Maxwell (Miss Moneypenny), Geoffrey Keen (Frederick Gray), Walter Gotell (General Gogol).
Director: Lewis Gilbert – Argumento: novela de Ian Fleming – Guion: Christopher Wood – Fotografía: Jean Tournier – Montaje: John Glen – Diseño de producción: Ken Adam – Música: John Barry – Efectos visuales: Derek Meddings – Productor ejecutivo: Michael G. Wilson – Productor: Albert R. Broccoli
126 min – estreno mundial el 26 / 6 / 1979 en el Odeon Leicester Square, Londres – Nominada a los 52nd Academy Awards – Efectos Visuales.
Trama
En primer lugar, el transbordador espacial Moonraker es robado en pleno vuelo y James Bond es enviado a investigar. Pero apenas visita la mansión de Hugo Drax, el poderoso industrial que construyó la aeronave, se suceden una serie de atentados contra su vida. Resulta obvio que Drax esconde algo y 007 seguirá las pistas hasta Venecia y Brasil, encontrando en la selva amazónica una secreta base de lanzamiento de transbordadores. Junto con la Dra. Holly Goodhead – que trabaja para la CIA – , se infiltran en un lanzamiento y llegan a una gigantesca estación espacial desde la cual Drax planea lanzar un mortífero ataque químico a toda la Tierra, para comenzar a repoblarla con gente que él mismo ha seleccionado.
Un espectáculo
Cuando uno ve que un filme como Moonraker se transforma en un éxito arrollador (en su época, fue el más taquillero de la serie), merece sentarse y reflexionar seriamente. Interrogarse sobre su propio criterio, y preguntarse si uno entiende algo de cine, algo de James Bond o algo sobre el público. Y si bien muchas veces criticamos la carrera en solitario como productor de Albert “Cubby” Broccoli, como autor de desmanes creativos y de calidad de la serie, es en este momento de duda realmente podemos llegar a una conclusión valedera: Broccoli entiende sobre el público. Y creó un espectáculo puramente para teenagers.
Terrible
Pero sean un sector corporativo interesado o no, la crítica es uniforme en que Moonraker es un filme terrible. También es generalizada la opinión de los fans Bond, que Moonraker es una aberración. Muchas malas películas triunfan y conquistan al público posiblemente por su alto grado de escapismo. O como algunos críticos dicen, es tan malo que resulta siendo divertido.
Star Wars
La continuación oficial de ‘The Spy Who Loved Me’ (y anunciada en los créditos finales del filme) debería haber sido ‘For Your Eyes Only’, pero el éxito impresionante de ‘Star Wars’ hizo pensar a Broccoli sobre un nuevo cambio de rumbo. Se tomaría la novela Moonraker para la siguiente película pero del libro solo quedaría el título, el nombre del villano y algún dato adicional. Mientras que la novela hablaba de un criminal nazi, cuyo rostro había sido reconstruido por cirugía, y suplantaba la personalidad de un poderoso empresario aeronáutico inglés para desarrollar un misil atómico – que intentaría lanzar contra el mismo corazón de Londres -, el filme tiraría a la basura toda la historia (bastante buena aunque desfasada de época) para arrancar de cero con una aventura que termina siendo The Spy Who Loved Me version 2.0.
Mal enfoque
El principal problema con Moonraker es su enfoque. Mientras que ‘The Spy Who Loved Me’ comenzaba seriamente y de a poco empezaba a incluir algunas desmesuras en un público enganchado con la trama, Moonraker iniciaba con la casa tirada por la ventana directamente. Ciertamente el teaser es uno de los mejores de la serie, al menos el 80% de él: Bond viaja en un avión, el viaje se transforma en una emboscada, y el aeroplano es dejado sin control mientras la tripulación salta. 007 se lanza sin paracaídas y pelea con uno de los asesinos, quitándole el codiciado equipo. Y, de la nada, Jaws aparece en el mismo avión, se lanza a pelear con Bond en el aire, rompe su paracaídas, intenta aletear con los brazos y cae en una carpa de circo donde milagrosamente sobrevive.
Poca creíble
Y si The Spy Who Loved Me contenía elementos de parodia, aquí el film es puro chiste. Moore lleva su actuación a niveles payasescos y, lo que es peor, Lewis Gilbert lo acompaña y lo estimula. Cada momento de acción es abominablemente ridículo, sea en el desarrollo o en el final. Bond lanzado en una camilla en una colina de Río; Bond peleando espantosamente mal con Chang en la vidriería de Venecia; la góndola hovercraft en los canales de dicha ciudad; la persecución de lanchas en el Amazonas, con Jaws cayendo a las cataratas; 007 peleando con una boa de goma; son, quizás, un catálogo de los peores momentos de toda la serie. Pero lamentablemente todos se encuentran reunidos en una sola película.
Guion muy predecible
El guion es el viejo argumento de Bond quien visita al millonario loco, este comienza a intentar matarlo y se pone en evidencia, Bond descubre su guarida escondida y la hace explotar. Si al menos el desarrollo fuera interesante … pero cuando hay secuaces como Chang, que es pésimo (incluso peor que el propio Moore) en los combates cuerpo a cuerpo, cuando Jaws se vuelve pura caricatura (mientras que en The Spy Who Loved Me tenían sus momentos siniestros), sobrevive cualquier atentado por ridículo que sea, y termina enamorándose de una muchachita – y volviéndose bueno -, o cuando el gran villano resulta tan chato y anónimo como la interpretación de Drax por Michel Lonsdale, todo termina por ir de mal en peor.
Su banda sonora, lo mejor
Moore sobreactúa y muchas de sus líneas son atroces, como el final en órbita con la Dra. Goodhead. Lois Chiles es una Bond Girl para el olvido, y sólo John Barry con su banda sonora y la siempre excelente Shirley Bassey se salvan de la lapidación. Pero todo el filme es puro exceso: demasiado presupuesto, demasiados escenarios, demasiada sobreactuación, demasiada comedia, demasiada acción ilógica…
Conclusión
Finalmente, una cinta donde todo lo que funcionaba (o podía aceptarse) de The Spy Who Loved Me, resulta elevado a la enésima potencia. Las escenas de acción culminan ridículamente o están filmadas de modo pedestre. Los secuaces son pésimos, el villano no existe, y el exceso de parodia y comedia juvenil es atroz. Salvo la banda sonora y algunos efectos especiales, este filme debería haber sepultado toda la serie … pero resultó siendo un inconcebible éxito de taquilla.